Todo es escalar, pero según qué modelo de pie de gato nos irá mejor para una cosa o para otra por más que digan de que sirven para todo.
- Si la mayor parte de tu escalada se centra en la deportiva sobre paredes de caliza vertical o ligeramente desplomada, te irá bien la mayoría de pies de gato y lo más importante será encontrar un modelo con el que te sientas cómodo y te dé ciertas prestaciones, como precisión sobre pequeñas regletas y sea cómodo para el canteo interior y exterior.
- Para la escalada en desplomes ligeros o muy pronunciados, un pie de gato que sea curvo en su horma nos permitirá ganchear con la punta del pie para poder traccionar o acercar nuestro cuerpo a la pared de manera asombrosa y efectiva.
- Para la escalada en placa verticales o ligeramente tumbada, un pie de gato tirando a duro en la palmilla (lámina que va pegada a la suela y da rigidez) nos permitirá hacer más fuerza sobre los pequeños cantos que nos vamos a encontrar. Si por el contrario queremos mucha sensibilidad en lo que pisamos, o necesitamos que el pie de gato tenga flexibilidad para pisar sobre romos o adherencias, cuanto más fina sea esa palmilla o incluso carezca de ella, mejor que mejor. Actualmente hay modelos de pie de gato muy evolucionados en este campo, algunos están provistos de media suela o entresuela (solo en la punta de los dedos) y con ello conseguimos una flexibilidad mayor en adherencias o romos y tener rigidez para poder hacer fuerza en pequeñas regletas.
- Si lo que más practicas es búlder, necesitarás que el pie de gato esté provisto de un buen talón, que al usarlo no se me mueva y note que envuelve bien sin dejar espacios vacíos. Si además tiene goma en la parte superior recubriendo así la puntera para los típicos pasos de techos en los que tengo que usar el empeine o caña, mejor que mejor.
Es muy normal que un escalador hoy en día tenga dos o incluso tres modelos distintos para sus escaladas. Modelos distintos entre sí y con ello cubrir todas las necesidades que se nos puedan plantear. Unos blandos y otros más duros suele ser suficiente para la mayoría de problemas.
Algo que puede ser recomendable una vez has dado con tu modelo de pie de gato, es usar el mismo modelo, pero un par distinto (el viejo y recauchutado por ejemplo), para entrenar. Con ello conseguirás hacer de él una extensión de tu pie.
Si para entrenar sueles usar un modelo de pie de gato muy destrozado, o uno que sea radicalmente distinto en prestaciones al que usas para tus proyectos, o días de roca, que no te extrañe que se te haga raro luego pisar bien con tu perfecta y poco usada arma para los encadenes.