Hay diferencias, sí, pero menos significativas de las que pueden parecer. Hay mucho de subjetivo y mito en esto de que tal o cual goma no funciona. No hay ningún test hecho hasta la fecha que realmente diferencie una goma como la mejor de todas. Unas van mejor a altas temperaturas, y otras a bajas.
También varía mucho su resultado en función de cómo pise el escalador, el peso aplicado o el tipo de roca que desgaste la goma, si se limpian después de la escalada, la humedad, etc. Muchas veces centramos nuestros errores en la goma, pero ante un “test de ciego” en la roca daría resultados sorprendentes para más de uno.
Todas las marcas que fabrican buenas gomas buscan en sus diseños una buena combinación entre adherencia y durabilidad (resistencia a la abrasión), cada marca tiene su formula secreta. A primera vista, en pies de gato sin usos, es improbable saber qué goma es más adherente y duradera. Solo los usos, sensaciones y mucho probar nos darán la respuesta.
Además de la adherencia, o pegajosa que puede resultar la goma, deberemos valorar su dureza. Una goma tirando a dura resultará mejor para canteos en pequeñas regletas y su rango de temperatura nos permitirá adherencias y durabilidad con calor.
Una goma blanda acostumbra a ser más adherente a bajas temperaturas, pero tiende a deformarse en canteos extremos o afilados con el consiguiente mayor desgaste en forma redondeada por los bordes, con lo que iremos perdiendo prestaciones rápidamente.
Principalmente busquemos una suela que no cree mucha escama en el desgaste, que no se deforme y que no sea muy dura. Desechemos las que forman pelotas de goma o brillen de manera sospechosa.
La mayoría de suelas del mercado responden a un espesor de 4,5 mm. Este estándar tiende a bajar ahora que las gomas son más duraderas y se están usando gomas de 3,5 mm e incluso 2 mm, lo que favorece la sensibilidad en la pisada sin perder mucha longevidad y dureza.